lunes, 31 de agosto de 2009

La muerte feliz

Por Rodolfo Alonso

A lo que fue
Albert Camus


Ya no tengo sorpresas de mi cuerpo,
de mi cuerpo feroz y delicado.
Porque aunque nunca hablemos de la muerte,
la Muerte es la medida en cuanto hablamos.

Negamos para ser, somos negando,
y el futuro es ayer, ayer futuro:
sólo el presente está desubicado.
Porque el voraz abismo nos transcurre

negamos para hacer, somos negados.
El instante, perpetuo Laocoonte,
Prometeo que delira, encadenado

a una nube que muerde, a una paciencia
que Sísifo soñaba. Hechos destino
a sabiendas o no, punibles, sanos.

lunes, 24 de agosto de 2009

Más allá de la ciencia ficción, Ray Bradbury habla de todo

En el libro "Bradbury habla", el autor de "Cronicas marcianas" y "Fahrenheit 451" se sumerge en su propio universo para contarle al lector acerca de la escritura, de la ficción y de la vida, entre otros tópicos a los que imprime su sello personal con el que ha cautivado a millones de personas en todo el mundo.

"En mis últimos años, todas las mañanas frente al espejo, me encontraba con una persona feliz devolviéndome la mirada. Cada tanto me pregunto por qué soy tan feliz.
La respuesta es que todos los días de mi vida trabajé sólo para mí mismo y por la alegría que surge del acto de escribir y crear. La imagen de mi espejo no es optimista, sino el resultado de un comportamiento óptimo", escribe en el prólogo.

El libro esta dividido en 37 ensayos sobre temas diversos, algunos fueron publicados y otros quedaron archivados entre sus papeles. Hay un capítulo dedicado a su amada ciudad de París y otro sobre Los Angeles, donde vive.
Bajo el título "París, siempre destruida, siempre triunfante" el escritor se extiende sobre "la irónica diferencia entre la auténticamente estética y hermosa Francia y sus fracasos políticos a lo largo de doscientos años".
Y rescata a su ciudad, Los Angeles, en la que "uno encuentra la deliciosa libertad, especialmente de convertirse en la clase de escritor en que quiere convertirse".
Atravesando las anécdotas se suceden sus reflexiones acerca de la escritura como cuando compara el abordaje de ella con "un viaje a ciegas, corriendo a toda velocidad, anotando las ideas mientras van apareciendo".

Bradbury relata cómo la historia de sus libros es de lo más extraña ya que sus cuentos, ensayos y poemas "de pronto crecen y se ponen altos y fuertes".

"’Crónicas marcianas’, por ejemplo, nació en 1944 como una colección de cuentos, y en el camino acabó por civilizar a un planeta entero. Algo parecido sucedió con ’Sombras verdes, ballena blanca’. Mi vida en Irlanda, vertida en poemas y escenas teatrales, acabó por convertirse en una novela acerca de John Huston y Moby Dick".

En el capítulo "Remembranzas de un pasado de libros", el escritor se pregunta: "Y de los libros perdidos en el bosque de los Bibliófilos ¿cuáles serían los más fáciles de recordar? Los grandes libros, no: son demasiado complejos, cada uno a su manera. Pero James Bond, fácilmente recordado, podría ser liberado una vez más, sacudido por el tiempo, pero no revuelto".
Y prosigue: "La mayoría de las narraciones de misterio permanecerían intactas, al igual que los grandes poemas. Pensemos en ‘Las doradas manzanas del sol’ de Yeats o en ‘La playa de Dover’, o en los cuartetos de Emily Dickinson, o en los poemas de la nieve de Robert Frost. Estos, siguiendo con la tradición de los antiguos contadores de cuentos, cruzarían el tiempo para llegar rebosantes de frescura y novedad".

También, agrega, "sería difícil imaginar ‘El mago de Oz’ y ‘Alicia en el país de las maravillas’ desfiguradas por una memoria inepta. Y las grandes obras de teatro, ‘Hamlet’, ‘El rey Lear’, ‘Otelo’ y ‘Ricardo III’, tal vez llegarían un tanto encogidas, pero ese lenguaje increíble resonaría por siglos y siglos".

Sin soslayar el tema de la ciencia ficción, que se cuela en estos "ensayos informales" como los bautiza, Bradbury manifiesta su interés permanente por el universo y considera que se trata de un milagro. "Hemos nacido aquí para atestiguarlo y celebrarlo". "El Cosmos se acrecienta a través de nosotros.
Las cosas muertas del tiempo planetario se despiertan a la vida porque así lo decimos. Nosotros, pobres lombrices insignificantes, hemos soñado con un capullo de metal, vidrio y fuego, y hemos brotado de él como vulgares polillas, y luego como bellas mariposas, para cruzar el espacio y anular el Tiempo", escribe en el capítulo "Marte: muy cerca de la caverna, muy lejos de las estrellas".

"Quien sea amigo de los trenes es mi amigo", un ensayo escrito en 1968, describe la sensación de sus viajes a lo ancho de los Estados Unidos, "yendo en tren uno construye los caminos, hace crecer las granjas, cultiva los campos (...) hace retroceder la noche, enciende lámparas en cabañas solitarias, y de pronto amontona ciudades enteras, pequeñas y grandes...".

El futuro es el asunto omnisciente que se hace sentir en el libro, recién publicado por Suma de Letras: "Los problemas a los que se enfrentaron los hombres primitivos debían ser resueltos. Ellos soñaron con respuestas a las atroces preguntas; ésa es la esencia de la ficción que deviene ciencia".

"Una vez que un sueño vívido se había vuelto realidad dentro de sus cabezas, ellos eran capaces de llevarlo a la acción. De modo que las criaturas de los viejos tiempos planearon para mañana y mañana y mañana (...) Lo que es verdad sobre ellos es verdad sobre nosotros", afirma.

Reseña de Agencia Telam

viernes, 21 de agosto de 2009

EL BOTÓN

Por Juan Disante

Ocurrió como les cuento.
Un verano abrasador.
Vivían puerta por puerta, en la retirada torre frente al río, en el puerto de Olivos y disfrutaban de la localidad de Vicente López como un dormitorio íntimo, pero sin secretos. El hábito de recorrer los tranquilos barrios y plazas de Florida o La Lucila los conmovía a ambos. Estaban convencidos de que todo ese paisaje, que para mucha gente era de rutina, ellos debían llevarlo a flor de piel, apenas rozarlo. No comprometerse en profundidad con la vida urbana. La certitud de vivir en una ciudad dormitorio estaba asumida totalmente y no deseaban otra cosa que ese hábitat verde los contuviera y acariciara como la vida erótica que ofrecen las alcobas a los amantes.
En esa época, después de atravesado sus divorcios, disfrutaban del arterial placer de estar solos, sin ya pensar en un pasado allanado por cierta propensión.
Así.
Se habían propuesto relacionarse de manera que el amor no los volviera locos, ni estar a merced de apéndices. Lo posible de la tentativa era no fundirse en “una sola persona”, un solo sentimiento.
Eso. Seguir siendo dos.
El ensayo era amarse entrañablemente. Intentar mantener el equilibrio de sostener la feliz pegadura de estar juntos y alternar esa unidad con la libertad de la propia autonomía.
Él la recibía en su casa como un huésped muy amado y de igual modo ella. Pero sus viviendas expresaban el toque personal de sus impares identidades. Allí nunca se ponía el sol dorado de la suelta emancipación.
En los días de calor preferían andar sin prendas por la casa, como si estuvieran solos. Cuando salían de paseo, se esperaban mutuamente, sin apuros. Y al cruzarse con algún pensamiento enredado, sus ojos transparentes pedían hablar de la cuestión.
Con sinceridad todo era comunicado.
Tal cual.
Cierto sábado, ella deseó recorrer las inmediaciones de la Torre Ader en Carapachay. Vieja leyenda.
Leyó.
- “Es un lugar encantado en el que se producen extraños juegos de luces al caer el sol. Cualquier pareja de amantes que la rodeara varias veces, lograría un eterno compromiso amoroso. No podría quebrarse por siglos”.
El reparo de una larga pausa la sostuvo.
- ¿Vamos, amor?
- ¿Te parece? Algo me dice que no debemos ir. No me gusta demasiado ese lugar. Pero, bueno… si quieres ir… vamos. Antes voy a bañarme.
Comenzó a desvestirse y, de repente, saltó un botón de su camisa. El botón cayó al parquet del piso y comenzó a rodar lentamente en dirección a la ventana soleada de cara al Río de la Plata. Espontáneamente, los dos, gateando por el suelo, siguieron su recorrido. Inesperadamente el botón inició un juego de escapadas, girando y huyendo de sus seguidores. Dio vueltas y vueltas hasta finalmente ser atrapado y depositado en el borde de una repisa.
Arrodillados en el suelo, se miraron.
Un penetrante rayo de sol llegaba de la totalidad y atravesaba la blancura del botón.
Así fue.
El entró a la ducha y ella, extendida, observaba su figura enjabonada en la bañera. Ese momento se hizo eterno al intentar desentrañar su vacilación. Giro su cabeza para mirar el cristalino botón, reflexionó un interminable momento. Volvió a mirar a su amante, envuelto en una espuma tan sustanciosa que activó sus deseos. Sentía que esos momentos se derramaban, que el tiempo se congelaría si no adoptaba una decisión.
Volvió a clavar sus ojos en el botón.
De prisa buscó el costurero y enhebrando una aguja, comenzó a coser el botón en la camisa de él, sabiendo que de ese modo, estaba forzando el destino de ambos. Debía apurarse para tapar su duda antes que terminase su ducha.
Era empujada a un temerario salto por el instintivo mandato del amor.
Si.
Desde la ventana, la tarde parecía expectante. El brillo parecía coincidir con la ternura. Y la pasión, una vez más, volvía a confundirse con la sed.
Cuando él salió del baño, paralizó su mirada con estupor, entre hechizado y confundido. Su corazón irrumpió con latidos quejosos y su mirada se entristeció.
- ¿No lo he cosido bien? Preguntó ella con afección.
Él se inclinó, le acarició las manos, y dijo acongojado:
- ¡Ay! Tesoro mío, no debiste hacerlo… no debiste hacerlo… ¿por qué lo has hecho? ¡Ay dios mío! Con cada una de esas puntadas has cosido mi piel a tu piel. ¿Por qué? Son pinchazos que duelen. ¿Por qué? Si aprecias nuestro amor, no deberías intentar el juego de esposa. Tu solicitud femenina me aterroriza. Destruye todo.
- No puedo entender…
- Hoy se trata del botón, mañana de zurcir los agujeros de mi carácter, pasado de mis decisiones privativas. Y finalmente querrás coser mi persona y mi alma. Si empiezas a ocuparte de mi indumentaria, te ocuparás más tarde de mi libertad… y la perderé… sin motivo… sin razón… sin…
- Eres un ángel-, dijo ella, dejando deslizar una lágrima.
Pero ya era tarde.
Las luces arrebatadoras, perturbantes, del verano porteño… caían.
Fue como les cuento… tal cual.
Pudieron ver que, a partir de aquel día, el paisaje iniciaba una transformación de color. Las casas parecían derrumbadas. Los bares y plazas habían perdido su alegría. No existía un solo lugar donde la libertad tuviera su rincón hospitalario. Ya no habría puentes hacia el Paraíso.
Pudieron sentir que la paz se transformó en monotonía y el madrugador zorzal no cantó nunca más desde aquel alerce ocre. Y desde las alcantarillas se elevaban densas columnas de vapor que convertían en bruma el otoño inmoderado.
Pudieron comprender que la dicha perfecta, nuevamente, semejaba un fugaz resplandor en las grises aguas del río.

martes, 18 de agosto de 2009

AySA extiende el concurso de cuentos cortos para alumnos

En adhesión al Día Mundial del Medio Ambiente

La empresa realiza la extensión de la fecha de cierre, al 5 de octubre, de “Contando con AySA”, un concurso de cuentos cortos orientado a alumnos de 5to. y 6to. grado de escuelas públicas y privadas de la Ciudad de Buenos Aires y de los 17 municipios del conurbano bonaerense, donde presta sus servicios.

AySA adhiere a la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, continuando con su campaña de valorización del agua y de preservación del medio ambiente y anuncia el relanzamiento del concurso de cuentos cortos “Contando con AySA”. La temática de los cuentos estará referida al agua en el planeta Tierra, y su importancia para la vida, con el objetivo de generar un espacio de reflexión, en el ámbito escolar, sobre la correcta explotación de los recursos naturales y la responsabilidad que tenemos todos en su cuidado.

Los cuentos a presentar deberán ser inéditos, de autoría individual o grupal (máximo 2 alumnos) y cada escuela o colegio deberá seleccionar un trabajo ganador para enviar al concurso, siendo la fecha límite para su entrega el 5 de octubre.

Los cuentos que resulten ganadores serán impresos en la imprenta de AySA con una importante tirada de ejemplares para la escuela y para el autor del cuento. Además las escuelas premiadas recibirán órdenes de compra para material de lectura, y a los autores de los cuentos se les hará entrega de importantes premios.

Todos los colegios que quieran participar, podrán encontrar las bases del concurso, así como información complementaria y una guía para la confección de los trabajos, ingresando en www.aysa.com.ar – Solapa “Contando con AySA”. Para consultas se podrá escribir a contandoconaysa@aysa.com.ar o llamar al 6319-1179 de 10 a 17.

De este modo, AySA continúa trabajando para generar conciencia sobre la importancia de valorar y proteger el agua, un recurso fundamental para la vida, contribuyendo a que todos, incluso las futuras generaciones, tengamos acceso a este bien preciado.

Cuidar el agua es responsabilidad de todos.

sábado, 15 de agosto de 2009

Devaneos idiomáticos 1. por el Prof. Francisco Vázquez

Manga estrecha y manga ancha

¿Qué ser humano normal no padece tal cual irregularidad? ¿Existe ese ejemplar perfecto al que no le podemos achacar ningún vicio, ninguna manía, ninguna cojera en ninguno de sus pies? No habría cosa más anormal que un individuo sin ninguna anormalidad.
Los gramáticos, los filólogos, los académicos de la lengua, ¿tienen acaso sus manías, sus temores, sus extravagancias? Por supuesto que sí; suelen dar ripio a la mano.

Tuve oportunidad de escuchar, el 11 de diciembre de 2007, en la “Fundación Litterae”, de Buenos Aires, una excelente disertación del profesor Alberto Gómez Font en la cual, entre otras muy interesantes cosas, nos hizo notar a los presentes la enorme cantidad de conferencias, congresos, simposios, encuentros, jornadas, etc., sobre un tema recurrente: “El idioma en los medios de comunicación”, expresado así, y sus variantes: “El idioma y los medios de comunicación”, o “La lengua y …”, o “La lengua en los medios de comunicación”, etc., etc.
Quiero aquí agregar de mi cosecha otra reiteración, de la que nunca he oído hablar. Para ello apelo a un recuerdo: El de la vieja solterona, la tía Fulana (omitamos, piadosamente, el nombre), a la que ya madurita, le dio por sentar plaza de”liberada”; un poco tarde, por cierto. Y comenzó a fumar, mal, ridículamente, sin tragar el humo, encendiendo a duras penas el pitillo, dejando colillas por todas partes. También se compró un auto, que guió de la forma más desmañada, como era de esperar, y con el que chocó con casi todos los sufridos árboles de la villa. Esas personas que a destiempo pretenden sentar plaza de “liberadas” siempre han dado que reír; como la tía del cuento.

¿A qué viene, precisamente, el cuento? Viene por la Academia, y por las Academias, y por los académicos, que también, a veces, dan que hablar, y pueden llegar a hacer, un poquito por lo menos, reír. Gómez Font, aquella tarde, se dejó en el tintero otra reiteración, otra insistente repetición, que se da desde hace algunas décadas (¿nada menos que décadas?) en el ámbito académico de la lengua: Me refiero a la Academia, y a las Academias correspondientes “liberadas”, haciendo profesión de manga ancha a los cuatro vientos, y temiendo, como el niño asustado teme al coco, que les vayan a colgar el sambenito de “puristas”.

Asista el lector a algunas jornadas de tema lingüística, o congresos, o el nombre que quisiere dárseles, y escuchara permanentemente esa blasonada liberación, ese permanente renegar de todo afán de purismo, exagerado o aunque más no fuese, moderado. Me recuerda a esos regímenes dictatoriales en donde el amedrentado ciudadano se ve precisado a hacer a cada rato profesión de fe con sus huesos en el calabozo.
Esa actitud de las academias y de los académicos tienen frecuentes consecuencias: Si vamos, en el Diccionario oficial, al artículo ENERVAR, veremos que la Academia pretende que signifique, al mismo tiempo, apaciguar y poner nervioso (poco más o menos), y si nos trasladamos a LÍVIDO, veremos que se nos quiere hacer creer que tal vocablo significa tanto AMORATADO como INTENSAMENTE PÁLIDO. Como si en un código se estableciese que el asesinato es un delito que debe ser castigado, y al mismo tiempo que es una acción no punible.
Contradicciones como ésas no hacen ningún favor a la lengua ni contribuyen a formar un buen diccionario, y no esgrimir la palmeta y dar un palmetazo cuando se hace necesario.

El Diccionario Panhispánico de Dudas es por cierto una obra magna, que ocupa sitio de honor en mi biblioteca. Merece todo nuestro respeto y alabanzas; lo recomiendo de continuo. No obstante también en él se hallan trazas de corruptela que estamos examinando. En el artículo BEIS (beige), por ejemplo, falta, a nuestro juicio, mención a la voz española, correcta y gráfica, para indicar ese color: TRIGUEÑO. Causa sorpresa que en una época en que hasta los niños de seis o siete años, sentados frente al ordenador (computadora), además de manejarlo con una destreza admirable, utilizan de corrido una nomenclatura formada en su mayoría por nuevas voces inglesas, de dudosa ortografía y pronunciación, no se aproveche esa viveza, esa facilidad, esa agilidad, para reintroducir en nuestro habla, por ejemplo, una voz como TRIGUEÑO, de fácil pronunciación y escritura, que está en todos los diccionarios, y es además gráfica y sugerente, pues por comparación con el más conocido de los cereales nos indica el color a que se refiere. ¿Subyace aquí el temor de ser tildados de retrógrados, de puristas, de pretender resucitar muertos? No descartamos esa posibilidad.
Si en dicho Diccionario de Dudas nos trasladamos a CLIC, vemos que se establece, contrariando elementales normas sobre pluralización, que el plural de dicho término es CLICS. Se nos presenta el mismo interrogante de antes. Y así por el estilo.

Haga el lector la prueba: lleve nota de cuántas veces en esos encuentros lingüísticos (si al lector se le ocurre asistir alguno) a la tía vieja se le antoja encender un cigarrillo, o manejar el coche… Es una reintegración tan frecuente como la que Gómez Front nos señalaba en la citada conferencia. No vaya a ser que… ¡Por Dios!
Sé que hablando así me arriesgo a que me imputen que pretendo resucitar el AGORA, el MESMO y el TUVÉREDES. Señores mal pensados: En mi barrio no nos reíamos de la tía Fulana porque no saliera a la calle velada, sino… por otras cosas.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Lectura recomendada para niños de 4 a 10 años

Editorial Arte a babor o de cómo un atavismo nos atraviesa la vida

Como todos comprenderán una no puede más que recomendar desde la subjetividad.
Como la mayoría sabe (comentario obligado detrás del mostrador de la librería), soy hija de la educación pública desde el jardín de infantes hasta la bendita UBA. El atavismo (según el Diccionario de la Real Academia “Tendencia a imitar o a mantener formas de vida, costumbres, etc., arcaicas”) consiste en que a mí me llevaron de chica al incomparable museo de Quinquela en la Boca, al de Bellas Artes en la Avda. Libertador y al Colón a ver por ejemplo “Sílfides” (Liliana Belfiore era la primera bailarina, pueden hacer sus cuentas). Experiencias todas en mi caso imposibles de olvidar y que marcaron señeramente mis derroteros por museos y coliseos del mundo.
Dicho todo esto a manera de introito, es impensable que me pase desapercibida la publicación conjunta de dos títulos para niños: “A Benito le gustan los barcos” y “El misterio de la bailarina” de la editorial Arte a Babor. Su autora y editora, Silvia Sirkis, nos visitó hace unos meses en la librería. Y nos transmitió su fuerte mensaje, casi como una misión: hacer que el entusiasmo por diferentes hechos artísticos les llegue a nuestros (las más de las veces aburridos y desmotivados) niños. La intención de Silvia es que estos dos libros sean sólo el comienzo de una colección dedicada a difundir el arte en todas sus expresiones a través de la lectura.
Sin más pretensión que la de llamar la atención de todos ustedes, los invito a internarse en la vida de Benito y de la bailarina desaparecida junto con sus hijos. Y si algún chico de 11 ó 12 años no quiere quedarse afuera, lo invitamos también a sumarse a la movida. El costo de cualquiera de ellos es de $29, y los encuentran en la mayoría de las librerías, pero sobre todo en la mía.
(En breve tendrán la compañía de un tercero, en este caso sobre Vincent Van Gogh, nos actualizó la misma Silvia hace unos días. Ojalá que siga creciendo).

Silvina Rodríguez
Tierra de Libros
tierradelibros@fibertel.com.ar

viernes, 7 de agosto de 2009

La fuerza creativa de la palabra

Fuerza. Si hubiera que nombrar con una sola palabra lo que «alguien de afuera» siente y ve en una reunión de asociados de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), filial Zona Norte, el término, fuerza, calza a la perfección. Estos escritores de espíritu tan potente se reúnen desde hace nueve años –un 28 de abril de 2000 se fundó la entidad- en el bar Nicanor de Martínez, o en la Jockey Club, en esa ciudad.

En estas reuniones el tema literario aflora, pero también actividades conexas, proyectos, conversaciones sobre lo difícil que se hace publicar desde el barrio; pero también el cómo transformar el problema en oportunidad para inventar soluciones creativas a la impresión, distribución, promoción y tantas acciones que aglutina un solo objeto: el libro.
El encuentro se repite los últimos sábados de cada mes. La SADE Zona Norte es una asociación sin fines de lucro con la misión de «defender, enaltecer y difundir la literatura argentina». Actualmente encabeza la entidad la escritora, Estela Garrido, vecina de Martínez, poeta, y alma mater del grupo de escritores.

Los encuentros

Esta vez la reunión es un viernes, en Nicanor. La atmósfera es la misma. La escritora relata que anualmente la entidad publica una antología en forma cooperativa. También reciben a colegas de otros pagos, de Chile, de Paraguay, para intercambiar experiencias, y concurren a congresos y otras actividades literarias en el interior y en países limítrofes.
Así, recibieron al poeta local radicado en Chile, Rubén Boronat, –recuerda Garrido- y estuvieron en el 1er. Encuentro de Escritores del Mercosur 2001, en Paraguay. Localmente representaron a la zona en la Feria del Libro del Conurbano Bonaerense en Tres de Febrero, y organizaron y organizan juegos florales, tertulias y presentaciones.
La primera publicación de la entidad fue en 2000, una recopilación de experiencias de vida, e historia, del cacique toba Clemente López -un poblador originario de tierras norteñas asentado actualmente en Derqui con su gente- elaborada por la escritora Antonieta Pardo de Ferreira y que lleva el título Q´om Indio Toba.
A la fecha llevan editadas cuatro antologías de cuento y poesía, a saber: Vivencias, Matices, Reflejos y Poiésis. Organizan un concurso por año y editan, El Broquel, un boletín con información sobre rondas literarias, ensayos sobre escritura y poemas de autores locales, y ensayos cortos de creadores nacionales o extranjeros consagrados.
Otra de las actividades de la asociación es la recorrida de lectura por escuelas, geriátricos y entidades varias, como el colegio Las Lomas Oral, otra asociación sin fines de lucro que trabaja, para que los niños que no oyen aprendan a hablar, se integren y se desenvuelvan dignamente en la sociedad.

Los escritores
En este encuentro surgen dos cuestiones nunca ausentes entre los escritores: las motivaciones del acto creativo y los avatares para publicar. Sobre el primer punto, las opiniones son variadas como los disparadores que impulsan la escritura, sobre el segundo hay unanimidad: publicar es carísimo, el otro tema es el dar a conocer la obra.
Para Garrido y sus colegas, Martha Isabel Muñoz, Nelly Nava y Marta Cifuentes el acto creativo nace en la cabeza del escritor; y para Muñoz esto es tan así que reafirma: «en mi mesa de luz tengo algo siempre», es decir, el anotador y la birome para plasmar lo que llega en el momento preciso.
Garrido da el ejemplo de su novela, El caminante memorioso, una obra que nació como un pequeño escrito de seis carillas en los ´80, y con los años fue sumando páginas, a quince luego, a treinta más adelante, hasta llegar al formato final al momento de la edición. «Hay un momento en el que el escritor se da permiso», resume Nava.

Cifuentes -que además de escribir ilustra sus obras- destaca el aporte, no siempre conciente, de lo vivido por los ancestros, y como ejemplo relata la propia experiencia. Se remonta a la historia trágica de su abuelo, un piamontés que en estas tierras formó familia con una mujer de los pueblos nativos, lo que le valió el desprecio de su colectividad.

Eduardo Márquez, por su parte, dice que la inspiración nace de la experiencia. Márquez tiene 70 años y comenzó a escribir hace una década. Su tema es el tango y es el barrio de Beccar donde nació. José Aníbal González nació en Tierra del Fuego y de adolescente vino a la urbe, pero su tema es el terruño, los pueblos originarios del sur.

Para Erica Schuhmayer la promoción y la distribución de la obra es el gran desafío para los autores. En esta difusión hormiga, como la llama otra de las escritoras, ayudan las familias, los amigos, los colegas, y los medios de comunicación zonales –los periódicos, las radios, los blogs literarios- que siempre tienen un lugar para los vecinos creativos.



La palabra más leve, la más fuerte, la que no se dice, la que se empeña, las palabras de siempre que son todo nada.
Esos pequeños garabatos escritos que penetran y se afirman, son la llave de apertura, a una fábrica de sueños.
La ceguera del mundo no tiene palabras. La no palabra es un llano silencio.
La palabra dicha, una vez aflorada es la voz que establece la comunicación, esa breve intensidad del verbo que une con mágicos hilos un despertar de sensaciones.
La palabra escrita es el origen de un sendero; es descubrir un claro manantial para nutrirse en sus aguas.


Creación colectiva
Por SADE Zona Norte