miércoles, 30 de diciembre de 2009

Boca de sombra, por Rodolfo Alonso



“Ce que dit la Bouche d’Ombre”
Victor Hugo



Agridulce y distante,
con los labios ceñidos,
sonreía, mi madre
(igual que Rosalía).

Bajo cielos inciertos,
sobre mares infames,
¿regresaba, de dónde,
o nunca había llegado?

Su mirada inquietante
habla con su silencio,
y no puede alcanzarme
y no puedo alcanzarla.

Una aldea de montaña
relumbra allí a lo lejos,
y una ciudad distante
que nunca estuvo cerca.

Ese mudo dolor,
esos ojos nublados,
hielan con un reproche
liviano, indiferente.

No podía saberlo,
no podía saberse
(igual que Rosalía)
bajo una negra sombra.

¿Un misterio, un vacío?
Siempre estuvo en la casa.
¿Un dolor, una ausencia?
Nunca nadie la supo.

Entrevisto infortunio
expresándose a penas,
que van de uno a otro
sobre el rostro del mundo.

Algo intenta decirnos
que no quiere decirse.
¿La ruina de su infancia
no me dejó ser niño?

Soledad que se agolpa,
inefable congoja
que no puede nombrarse
ni siquiera a sí misma.

Aunque vuelva, no vuelve
(igual que Rosalía),
a su vieja niñez
en las garras del mar.

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