viernes, 7 de mayo de 2010

El cuento: origen y desarrollo (24) por Roberto Brey

24

Imágenes y personajes


Son muchos los escritores que explican la necesidad de expresarse con imágenes para lograr el mayor efecto en el lector.

No es lo mismo dar la imagen del peligro que mostrar el peligro concreto, por algo el hombre le teme más a la oscuridad, a lo que no se puede ver, a ese peligro latente más que al real, al concreto, que permite conocer lo que se aproxima. Algo que Poe, por ejemplo, supo concretar en su cuento “El pozo y el péndulo”.
Por supuesto que el artista sabe perfectamente que una idea no puede expresarse de forma vulgar, aunque sea correctamente, porque aunque fuera entendida, no produciría ningún efecto especial, tal como sí lo debe producir la obra de arte. ¿Por qué equivale a un verdadero descubrimiento expresar por medio de imágenes una idea que sea del dominio de todos, de la que se habla todos los días? ¿No será porque al repetirse una idea pierde su sentido y sólo se reconoce de nuevo cuando aparece en la imagen? Y la idea se forma en imagen en la mente del escritor, y éste la transmite en palabras que provoquen una nueva imagen en la mente del lector.

Turguénev expresa su idea al respecto en una carta dirigida a un escritor novel, que se quejaba por encontrar a menudo sus propios pensamientos ya expresados en libros de otros autores. Dice Turguénev: “…Usted parece lamentarse de haberse encontrado en más de una ocasión con pensamientos que le parecían pensamientos propios, suyos; un verdadero poeta que piense en imágenes nunca habría experimentado nada semejante.”

Otro tema que preocupa a los lectores es cuánto de autobiográfico existe en los personajes que crea el escritor. Y por supuesto que éste siempre responde que muchos de sus personajes tienen algo de su propio carácter. En ese sentido también Turguénev habla, por ejemplo, del “placer… que proporciona ajusticiarse a sí mismo, fustigar sus propios defectos en los personajes de ficción imaginados.” Como alguien señaló acertadamente con respecto a la pintura, en los autorretratos de Rembrandt hay una galería de tipos diferentes, cada uno de ellos parecido al propio artista y, al mismo tiempo, distinto de él.

Nobles demócratas
Al igual que su admirado Gogol, Turguénev no deseaba el completo relevo de las clases dirigentes; él cifraba grandes esperanzas en la renovación moral de la nobleza, viendo en ello el camino hacia el mantenimiento de su papel rector. Para él eran importantes las cuestiones de orden ético-moral, y también la posibilidad de conseguir la dicha personal cuando esa posibilidad se contradice con el deber moral.

De él, el escritor Saltikov-Schedrin decía en 1859: “¿Qué se puede decir de todas sus obras en general? ¿Que después de su lectura se respira mejor, mejor se cree y se siente una grata dulzura en el alma? ¿Que se percibe con nitidez cómo se va elevando nuestro nivel moral, que se bendice mentalmente y que se ama al autor? Mas todo ello serían simplemente lugares comunes, sin embargo ésa, precisamente esa impresión dejan estas imágenes de clara transparencia, de aérea sutilidad, esta fuente maravillosa en la que, de cada una de sus líneas, brotan impetuosos el amor y la luz…”

Las críticas de su época a las obras de Turguénev provinieron, tanto de los intelectuales vinculados al régimen zarista como de los demócratas revolucionarios, que pedían mayor claridad al expresar las críticas al sistema.
Sus propios orígenes impedían a estos escritores tomar actitudes más activas a favor de los cambios que se necesitaban en Rusia, pero al mismo tiempo su visión de artistas los hacía describir claramente cuáles eran las condiciones en que se vivía y los anhelos y las esperanzas de los protagonistas de sus obras.

Vaya como ilustración el epílogo de “Almas muertas”, para ver cuál era la concepción de estos hombres que, según parece, muy poco consiguieron después de tantos años, a no ser por la belleza y la alegría que produce la lectura de sus obras.

Epílogo
(En casa del gobernador. Entran el Jefe de Policía, el Intendente, el Gobernador, todos los Funcionarios. Aparece el Príncipe. Todos se inclinan ante su presencia)
Príncipe: “Antes de volver a San Petersburgo, me ha parecido conveniente reunir a todos ustedes y en parte explicarles el motivo de esta reunión. Ha ocurrido en este distrito un caso escandaloso que ustedes ya conocen. Este asunto ha desenmascarado a personas a las que yo tenía por honradas. Y es de los que por excesivamente innobles claman justicia. Sé que nada, ni los ruegos, ni el temor a los castigos pueden extirpar la corrupción. Está hondamente arraigada. El deshonroso hecho de recibir propinas se ha transformado en una necesidad hasta para los que pueden prescindir de ella. Sé que muchos no pueden luchar contra la corriente. Pero dejando por ahora a un lado el grado de culpabilidad de cada uno, pensemos que debemos salvar a nuestro país. Hay una fuerza perniciosa que la misma ley no puede vencer. Todo está tasado, todo tiene precio. Ningún funcionario, ni aunque fuese el más sabio o el más cruel de los hombres de gobierno, poseería la fuerza necesaria para remediar esta situación si no se va formando una conciencia de este tremendo mal. Solamente puede sanearse la administración si cada uno de nosotros siente que debe rebelarse contra la injusticia. Si cada uno siente más de cerca las obligaciones que crea al individuo su puesto en el mundo, porque desdichadamente tenemos una pobre idea de estos deberes.”

Algunos cuentos de Turguénev pueden leerse en:
“Un sueño” http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/rus/turgue/suenyo.htm
“Birouk” http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/rus/turgue/birouk.htm
“El bosque y la estepa” http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/rus/turgue/bosque.htm

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