viernes, 28 de mayo de 2010

El cuento: origen y desarrollo (27) por Roberto Brey

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Primeros cuentistas norteamericanos

Washington Irving (1783-1859) Nació en Nueva York, donde se recibió de abogado. Dedicado a los negocios vivió tanto en Inglaterra como en los Estados Unidos. Desde joven se sintió atraído por la literatura y se inició relatando historias recogidas en un viaje realizado por el río Hudson.

En 1809 escribe una parodia de gran éxito “Historia de Nueva York desde el Origen del Mundo hasta el Final de la Dinastía Holandesa”, al que presenta como un supuesto estudio realizado por un personaje inventado por él: el holandés Diedrich Knickerbocker. Considerado el primer relato humorístico en los Estados Unidos, reflejaba tan bien la mentalidad de los holandeses en tierras americanas, que durante mucho tiempo el nombre de ese personaje sirvió para designarlos.

A su vuelta de un viaje por Inglaterra donde conoció al escritor Walter Scott, y animado por él, escribió “El libro de los bocetos de Geoffrey Crayon, Gent”, una serie de ensayos y cuentos publicado en 1819-20 en varios volúmenes, y en formato de libro en Inglaterra en 1820. De estos relatos se destacan "The Legend of Sleepy Hollow" y "Rip Van Wilke", este último considerado un símbolo del espíritu americano, de los sueños que generó la inmigración europea y también del desengaño de los pioneros y de los deseos de volver a un mundo que ya no existe.
Uno de los principales reparos a su escritura es la fuerte influencia europea, en particular la adaptación de las leyendas alemanas.

Rip Van Winkle puede leerse en: http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/otrosautoresdelaliteraturauniversal/washingtonirving/RipVanWinkle.asp
Los buscadores de tesoros (de “El libro de los bocetos) en:
http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/otrosautoresdelaliteraturauniversal/washingtonirving/losbuscadoresdetesoros.asp

Nathaniel Hawthorne (1804-1864)
Nacido en Salem, Massachussets, el centro mismo del puritanismo, con una familia cuyos antepasados habían formado parte del jurado de aquella caza de brujas que hizo famosa a la ciudad, Hawthorne no manifiesta intenciones de trascendencia, y es un ser retraído hasta que asiste a la universidad de Maine, abandonando la tradición de padre y abuelo, de convertirse en capitanes de navío. En 1841 se acerca quienes realizan su experiencia de vida con la naturaleza, pero rechaza el trascendentalismo (movimiento filosófico inspirado en Kant, y que en EE.UU. se identifica con Emerson), por imposible. En 1928 publica una novela sin mayor repercusión, pero luego escribe los cuentos que integrarían el volumen “Cuentos vueltos a contar”, que tanta impresión causarían en Edgar Allan Poe (donde se encuentran “Wakefield”, comentado en el capítulo 4).

Después de un paréntesis se casa y retoma la actividad literaria, cuando produce su segunda y más famosa novela: “La letra escarlata” (1850) y es también cuando inicia su amistad con Melvilla, quien le dedicó su “Moby Dick”.

La ética de Hawthorne, influenciada por el puritanismo, su aversión por el mal y el pecado, lo llevaron a encarar con fuerza esa temática en algunos de sus cuentos, como “El velo negro del ministro” (donde el pecado imperdonable lleva a conflictos insalvables). También deplora el ansia desmedida del conocimiento para lograr poder sobre el mundo. “Todo los que aísla condena; todo lo que asocia, salva”, decía. Temática que aborda en otros cuentos como “Ethan Brand” y “El joven Goodman Brown”.

De todas formas, no es posible saber, tanto como ocurre con Poe, si lo trágico, lo dramático, lo fantástico, eran parte de su ser o bien sólo la voz del narrador, de alguien que se había aislado de la vida y decía que había vivido soñando que vivía.

Jorge Luis Borges observa, en el prólogo de uno de sus libros, que sus cuentos expresan «el tenue mundo crepuscular, o lunar, de las imaginaciones fantásticas».

Y el mismo Hawthorne hablaría sobre esa función de la media luz del “tenue mundo crepuscular” que brilla sobre los hechos oscureciéndolos a medias, pero para lograr penetrar más profundamente en ellos, que también permitirá al lector tomar distancia, flotar en la bruma del tiempo que fue.

“Wakerfield” se puede leer en: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/hawthor/wakefiel.htm
Ethan Brand en: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/hawthor/ethan.htm
El joven Goodman Brown en: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/hawthor/joven.htm
El entierro de Roger Malvin de Nathaniel Hawthorne en:
http://cultural.argenpress.info/2009/10/el-entierro-de-roger-malvin.html
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