jueves, 2 de diciembre de 2010

El cuento: origen y desarrollo: (54) por Roberto Brey

54

El siglo de oro

El siglo XVI y gran parte del XVII, fueron de grandeza para España. Las riquezas que eran extraídas de América, sirvieron en principio para aumentar su capacidad militar, con lo que se sucedieron las conquistas y las guerras por nuevos territorios. Mejores buques, mejores armas, grandes ejércitos, le permitieron ejercer un dominio casi absoluto sobre sus competidores europeos. Claro que aquellos no se quedaron atrás, y la expansión imperial de Europa significó un cambio fundamental en la relación de fuerzas en el mundo. Habría que esperar a las nuevas ideas que precedieron a la Revolución Francesa y a las rebeliones americanas para que la situación cambiara, por lo menos en parte.

Para España la decadencia llegó primero, y ya a finales del siglo XVII había sido superada por sus competidores.
Esa época significó también un largo momento de esplendor para las ciencias y las artes, aunque vinculado con el fulgor del oro, que se extraía por toneladas, gracias al martirio de millones de africanos y americanos esclavizados. Por eso fue llamado, el XVI, el “Siglo de Oro”, que extendió su influjo a lo largo de casi toda la siguiente centuria.

El desarrollo intelectual se vio reflejado, por ejemplo, en el número de centros culturales que se fundaron en este período: La Escuela de Náutica y de Cartografía de Sevilla, que se ocupaba de todo lo que se relacionaba con América, las Academias de Ciencias y Matemáticas, el Museo de Ciencias Naturales, el Jardín Botánico de Aranjuez, la Biblioteca de El Escorial, la Biblioteca Colombina de Sevilla, fundada por Fernando Colón, hijo del descubridor, el Archivo de Simancas, que actualmente conserva inapreciables documentos sobre la conquista y la colonización, etcétera.

Este auge cultural en todos sentidos fue preparado por las universidades españolas, que en el siglo XVI tuvieron fama internacional y recibieron innumerables alumnos de todo el orbe. Salamanca llegó a contar con unos 8.000 alumnos. Florecieron los historiadores y cronistas; la arquitectura, de la mano de nuevas tendencias, que produjeron, por ejemplo, El Alcázar de Toledo y el palacio anexo al de la Alhambra de Granada, La lonja de Zaragoza y la catedral de Málaga.

El Greco y Velázquez sobresalieron en pintura. En Teatro, Lope de Rueda (1544-1566), la figura fundamental de Lope de Vega (1562- 1635), Tirso de Molina (1571-1648), Juan Ruiz de Alarcón (1581-1639), Francisco de Rojas (1607-1660), Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), y una pléyade de escritores, además de la figura preponderante de Cervantes.

Por entonces además de las obras pastoriles, dramáticas o históricas que tuvieron gran auge, uno de los géneros más llamativos fue la picaresca.
El pícaro como figura simpática fue personaje de muchas literaturas, pero alcanzó un alto grado de sátira con Francisco Gómez de Quevedo y Santibáñez Villegas (1580-1645), en su obra más lograda, en 1604, “Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos, exemplo de vagamundos y espejo de tacaños”. Quevedo ya había escrito obras políticas y morales, donde predominaba la sátira de personajes arquetípicos, que dejaban de lado los valores morales de aquella sociedad. El personaje principal era el vago, poco afecto al trabajo (que si bien era común en la clase alta, era criticado entre el pueblo bajo), presentado con simpatía, pero capaz de toda clase de tropelías, aunque no siempre dispuesto al delito mayor. El pícaro español es un hombre casi agradable, un producto de la sociedad de la época. El engaño, la hipocresía, el tratar de escalar a cualquier precio, eran considerados métodos eficaces para alcanzar la fortuna, algo que no se podía conseguir a través del trabajo.

El anónimo “El lazarillo de Tormes” irónico retrato de la sociedad del momento (donde aparecían los clérigos de doble moral), ya había mostrado los vicios de la época, al contar en primera persona la historia de un chico que, como guía de ciegos, va viviendo una vida de pícaro aunque finalmente se redime. Varias obras por el estilo se habían difundido posteriormente y debidas a variadas plumas, pero ninguna alcanzó la fama y la contundencia de El buscón, de Quevedo,
Claro que Quevedo ya se había encargado de satirizarlo todo, y hasta a sus propios colegas escritores. Después de una infancia rodeado de la nobleza, con estudios de teología y lenguas antiguas y modernas, sus primeros poemas ya parodiaban los del poeta y dramaturgo Luis de Góngora (1561-1627), lo que motivó que éste respondiera con otros poemas.

Esa vena satírica se destacó también en la letrilla (poesía muy popular, simple y satírica de la época), como "Poderoso Caballero es Don Dinero", donde ya aparecen los motivos de la posterior decadencia de España.

Poderoso caballero es don Dinero. (Selección)

Madre, yo al oro me humillo:
él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado,
de continuo anda amarillo;
que pues, doblón o sencillo,
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero es don Dinero.

Nace en las Indias honrado,
donde el mundo le acompaña,
viene a morir en España
y es en Génova enterrado;
y, pues quien le trae al lado
es hermoso, aunque sea fiero,
poderoso caballero es don Dinero.

Es galán, y es como un oro;
tiene quebrado el color;
persona de gran valor,
tan cristiano como moro;
pues que da y quita el decoro
y quebranta cualquier fuero,
poderoso caballero es don Dinero.

Son sus padres principales,
y es de nobles descendiente,
porque en las venas de Oriente
todas las sangres son reales;
y, pues es quien hace iguales
al duque y al ganadero,
poderoso caballero es don Dinero.

Sus escudos de armas nobles
son siempre tan principales,
que sin sus escudos reales
no hay escudos de armas dobles;
y, pues a los mismos robles
da codicia su minero,
poderoso caballero es don Dinero.

Por importar en los tratos
y dar tan buenos consejos
en las casas de los viejos
gatos le guardan de gatos;
y, pues él rompe recatos
y ablanda al juez más severo,
poderoso caballero es don Dinero.

Nunca vi damas ingratas
a su gusto y afición,
que a las caras de un doblón
hacen sus caras baratas;
y, pues hace las bravatas
desde una bolsa de cuero,
poderoso caballero es don Dinero.

(Es recomendable escuchar la versión musical que hizo de este poema el cantante español Paco Ibáñez)

Hacia 1636 concluye Quevedo su última gran prosa satírica: “La hora de todos y la Fortuna con seso”, inédita hasta 1650. En ella Júpiter le pide a la Fortuna que adjudique por una hora a cada uno lo que verdaderamente merece. Ello conduce a ver las falsas apariencias, la otra cara de la realidad y la verdad oculta tras los velos de la hipocresía, operando por antítesis. Así se da la paradoja de que los médicos son en realidad verdugos, los ricos, pobres pero ladrones, y, en definitiva, se presencia una galería de tipos sociales, oficios y estados que es satirizada implacablemente.

Habría que mencionar también a Félix Lope de Vega y Carpio (1562-1635), con una vida agitada con lances amorosos por doquier, estudió con los jesuitas de Madrid (1574) y cursó estudios universitarios en Alcalá (1576). Sus problemas sentimentales y sus escritos satíricos le valieron infinitos problemas, incluso encarcelamientos, participó en varias guerras, y sus relaciones con las mujeres fueron incontables, aún después de ordenado sacerdote. Dentro de una infinita producción que incluyó poesía, novela y dramaturgia, es recordada entre las más famosas “Fuente Ovejuna”, con su relato de la rebeldía popular, que conserva hasta hoy su vigencia.

Hasta acá hay muy pocos cuentos en verdad. Habrá que esperar todavía algunos años para que aparezcan con mayor fuerza.

Historia de la vida del Buscón de Francisco de Quevedo. Capítulo 1, se puede leer en:
http://www.sprensalibre.com.ar/index.php?id=2336

Historia de la vida del Buscón Francisco de Quevedo
http://www.ciudadseva.com/textos/novela/buscon.htm

Ir al capítulo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11/12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53

No hay comentarios: