miércoles, 23 de mayo de 2012

Reportaje a Guastavino: un joven y premiado escritor local


Juan Martín Guastavino (43), escritor, vecino de San Isidro, editó en 2010, El silencio del río, una novela que transcurre, en gran parte, en el Delta, y con la cual fue finalista del premio Clarín en 2007, y en 2008 obtuvo una mención en el concurso Letras del Sur. La edición es de la colección Doble mano, de Ediciones Outsider, que busca que un autor consagrado introduzca, en pié de igualdad en el mundo literario, a un escritor novel. El consagrado, en este caso, fue Federico Jeanmaire, además, maestro de Guastavino en un taller literario de la librería sanisidrense, que publicó en el mismo libro, Los Zumitas.

La colección Doble Mano tiene una particularidad; sus libros pueden comenzar a leerse por delante o por detrás, o mejor dicho, no tienen contratapa sino dos tapas. En una, la novela de un consagrado, en la otra la de un escritor novel que con el tiempo, sin duda, lo será.

En una tapa está la novela de Juan Martín Guastavino (43), vecino de San Isidro, El silencio del río. Transcurre, en gran parte, en el delta de la región norte, y con la cual fue finalista del premio Clarín en 2007, y en 2008 obtuvo una mención en el concurso Letras del Sur.

En la otra está, Los Zumitas, del consagrado, Federico Jeanmaire, además, maestro de Guastavino en un taller literario de la librería sanisidrense, la Boutique del Libro. Es de Ediciones Outsider.

Este domingo, 6 de mayo, por la tarde, en la Feria del Libro, Guastavino y otros colegas (participanEdiciones Ruinas Circulares, Hilos Editora, y Ediciones Outsiders) leerán parte de sus obras en el puesto del Instituto Cultural de la Pcia. de Bs As, Pabellón azul stand 402.

En esta nota Guastavino habla de la generosidad del consagrado, de su propia experiencia literaria en la zona norte, de El silencio del río, y de los proyectos de un escritor que define la escritura como un oficio que primero le tiene que agradar a él mismo.

-¿Cómo nace, El silencio del río, usted vivió en el delta?

-No, me llevaban, me invitaba una familia amiga. La que me lleva a escribir acerca de esto es la artista plástica de Villa Adelina, Beti Alonso. Ella iba a pintar con sus alumnos y había un isleño que los asistía; un día le dice a Beti, “sabe, no tengo ninguna foto de mi casa” y ella lo entendió como que el hombre quería que pintara un cuadro de su casa; bueno, finalmente lo hizo y se lo regaló. Yo me imaginé esa historia para atrás. Imaginé que ese cuadro ese hombre lo puso en su casa como algo valioso, y a sus hijos nunca les explicó qué era. Dos ejes de la novela son el padre, el hombre que recibe el cuadro, y el cuadro con la firma de B. Alonso.

-¿Desde cuándo escribe?

-Empecé a escribir a los 17, 18 años, diarios de viaje. En 1994 1995 empecé en un taller literario con Mariana Ginaca. Escribía muchos cuentos y conseguí que me publicaran en periódicos zonales. Me publicaron uno sobre larelojería Chedrese, que estaba en la calle 25 de Mayo a media cuadra del CASI. Participé en un concurso de la provincia de Buenos Aires para jóvenes narradores en 2000-2001 donde saqué una mención y me publicaron; y saqué el primer premio del concurso 300 años de San Isidro, con el cuento Midnight Rambler, que es el título de una canción de los Rolling Stone, pero en el cuento el narrador es un vigilador que trabaja en una garita de seguridad en San Isidro. Un cuento verdaderamente contracultural.

-¿Lo conocía a Federico Jeanmaire?

-En 1999 comencé un taller en la Boutique del Libro con Federico Jeanmaire. Él fue muy generoso con todos y conmigo más. Me ayudo mucho en todo momento y cuando se entera de la colección Doble mano, de Ediciones Outsider, él me llama a mí para que le lleve la novela al productor. La novela la escribí yendo al taller y antes de esto fui finalista del Premio Clarín en 2007.  

-¿Esperabapublicar con él?

-Es increíble. pero las cosas pasan. Cuando me publica la provincia de Buenos Aires un cuento en una antología, me llamó alguien del gobierno provincial, año 1999, el país explota en crisis, y me dice: “tengo la partida para el libro y lo voy a editar”. Lo editó y me trajeron 10 libros a casa. Lo mismo en San Isidro y con Outsider. Cuando uno crítica mucho a la Argentina, pasan cosas también bastante increíbles. Los Zumitas la publica Norma y cuando se vencen los derechos los Outsiders le proponen a Federico la colección, y sede sus derechos. Lo hace generosamente porque le gusta el proyecto. Que figure una obra de él es un bonus. Es la única forma de poder difundir.

-Publicar junto a Jeanmaire lo ubica en la palestra...

-Escribo para pasarla bien, divertirme y si se consigue la edición, es fantástico, y si alguien lo lee y le gusta, es espectacular, pero hay que darse cuenta de que uno escribe para uno, no para otros, si no es soberbia decir “esto le va a gustar a alguien”. Primero me tiene que gustar a mí y después a los demás. Algunos dicen “yo escribo para un lector ideal que responde a un ideario”, pero esa definición termina respondiendo a uno mismo (risas).

-¿Poesía escribe?

-Trabajé poco con poesía, como ejercicios de taller. A veces un verso se te escapa y lo ponés en una novela. En 2010 terminé otra novela que se llama, Nely no me mientas, sobre una señora que se involucra en un accidente de tránsito por acá por la zona, con varios narradores, que también fue finalista del premio Clarín, en 2010. Yo viví toda mi vida, trabajo y fui a la escuela, a la N° 3 en el partido. Si uno consigue escribir de lo que sabe es más factible hacerlo. Es más fácil construir un verosímil acerca de algo que es familiar. En esta construcción de mundos es más fácil si manejás el micromundo. Aunque esto no sea estrictamente así, Borges escribió cuentos sobre cuchilleros y él no lo era, pero bueno (risas).

-¿Usa la PC para escribir?

-Ahora sí, pero escribía a mano. Lo próximo que escriba, lo quiero escribir a mano. Como un ejercicio. La PC te hace pensar menos, con ese ir, correr, leer, corregir. Pareciera que es todo menos definitivo. (Juan José) Saer escribía a mano y luego él lo pasaba a la computadora, y cuando terminó la novela La Grande tenía siete cuadernos. Ya estaba enfermo. Es cierto que la PC ahorra tiempo, pero Saer, por ejemplo, ya enfermo escribía a mano en el cuaderno y no tenía tachaduras ni mucha enmienda, tenía bastante claro el oficio. En este mundo de imagen e inmediatez la literatura es contracultural, eso le da valor a los libros.

-¿Tiene contacto con otros colegas? Me refiero a grupos culturales o algo así...

-Federico nos recomendó que nos relacionemos con nuestra generación de escritores. Con NachoSampietro, Javier Pascual, otra chica que fue finalista de Clarín conmigo, nos juntamos una vez por mes, o cada dos meses, nos juntamos en la casa de alguno y nos leemos, cada uno refuta lo que escribiste, y la verdad es que ayuda un montón, te dicen opiniones sinceras, sin ser cuchilleros, con estímulos positivos. Tenemos estéticas realmente diferentes y eso es importante.

-¿Qué le depara el futuro?

-Escribo desde fines de 2010 sobre un señor en segundas nupcias, mayor, que se engancha con una chica treinta años menor que él. La novela se llama Tiempo Muerto, el estaba exiliado pero vuelve a la Argentina en 2003 ilusionado con lo que propone el kirchnerismo, pero no es sobre política la novela. Lleva a jugar a su hijo y mientras lo espera él escribe. Vuelve a la Argentina a vivir algo pendiente. Hay contrapuntos, tiene que haber tensión en las novelas. Saer dice, creo, en uno de sus ensayos, que la novela clásica termina con Madame Bovary (de Gustave Flaubert), y a partir de allí son relatos con textos fragmentados. Con la imagen hay que escribir distinto, con una descripción de novela clásica tal vez te aburras. La búsqueda tiene que ser por otros lugares, recurrir a otros recursos que duplicar la imagen. Es la pregunta por el arte ¿Vale la pena seguir pintando después de Van Gogh? Si, definitivamente, vale la pena.

Gustavo Camps


Link Permanente:  http://www.sprensalibre.com.ar/index.php?id=4497

No hay comentarios: